La comercialización de alimentos orgánicos hacia el mercado europeo representa una ventana de desarrollo para campesinos en México, oportunidad que está en riesgo con la aparición de alimentos transgénicos, según Raúl Hernández Garciadiego.
El ganador de Iniciativa México con un proyecto que rescata las tecnologías de cultivo indígenas teme que la probable autorización de maíz genéticamente modificado en su etapa comercial provoque la “contaminación” de otros sembradíos.
En entrevista telefónica desde Puebla, dijo que asociaciones como Alternativas y Procesos de Participación Social, en la que siembran y comercializan productos agrícolas orgánicos, han logrado su desarrollo gracias al interés creciente de los europeos por llevar a su mesa alimentos libres de químicos o de modificaciones genéticas.
El director de Alternativas explicó que empresas sociales cooperativas de Puebla y Oaxaca han logrado obtener certificaciones internacionales para exportar sus productos al viejo continente gracias a los métodos de cultivo que utilizan.
El problema, según Hernández, es que las medidas de seguridad para evitar la cruza de transgénicos con alimentos convencionales en la etapa comercial serán insuficientes.
Calificó de “imparable” el riesgo de contaminación, lo que representaría la pérdida de los certificados, es decir el fin de las exportaciones con países como Suiza, con quien recientemente firmaron un contrato.
¿Por qué cada vez mayor número de europeos prefieren alimentarse con productos orgánicos? La respuesta se puede encontrar en las investigaciones científicas.
La doctorando del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, Alma Piñeyro Nelson, aseguró en una charla telefónica que estudios científicos arrojan evidencias de que el consumo de maíz transgénico así como el contacto con los herbicidas utilizados en la agroindustria pudiera dañar al ser humano.
Entre el listado de posibles daños, según Piñeyro, se encuentran efectos teratogénicos, es decir, malformaciones en el humano (o animales vertebrados) durante la gestación y además daños al medio ambiente.
De acuerdo con la investigadora, no existen estudios a largo plazo sobre el consumo de transgénicos.
Los que existen: “se han realizado solamente en ratas adultas en periodos breves”.
El ganador de Iniciativa México con un proyecto que rescata las tecnologías de cultivo indígenas teme que la probable autorización de maíz genéticamente modificado en su etapa comercial provoque la “contaminación” de otros sembradíos.
En entrevista telefónica desde Puebla, dijo que asociaciones como Alternativas y Procesos de Participación Social, en la que siembran y comercializan productos agrícolas orgánicos, han logrado su desarrollo gracias al interés creciente de los europeos por llevar a su mesa alimentos libres de químicos o de modificaciones genéticas.
El director de Alternativas explicó que empresas sociales cooperativas de Puebla y Oaxaca han logrado obtener certificaciones internacionales para exportar sus productos al viejo continente gracias a los métodos de cultivo que utilizan.
El problema, según Hernández, es que las medidas de seguridad para evitar la cruza de transgénicos con alimentos convencionales en la etapa comercial serán insuficientes.
Calificó de “imparable” el riesgo de contaminación, lo que representaría la pérdida de los certificados, es decir el fin de las exportaciones con países como Suiza, con quien recientemente firmaron un contrato.
¿Por qué cada vez mayor número de europeos prefieren alimentarse con productos orgánicos? La respuesta se puede encontrar en las investigaciones científicas.
La doctorando del Instituto de Ecología de la Universidad Nacional Autónoma de México, Alma Piñeyro Nelson, aseguró en una charla telefónica que estudios científicos arrojan evidencias de que el consumo de maíz transgénico así como el contacto con los herbicidas utilizados en la agroindustria pudiera dañar al ser humano.
Entre el listado de posibles daños, según Piñeyro, se encuentran efectos teratogénicos, es decir, malformaciones en el humano (o animales vertebrados) durante la gestación y además daños al medio ambiente.
De acuerdo con la investigadora, no existen estudios a largo plazo sobre el consumo de transgénicos.
Los que existen: “se han realizado solamente en ratas adultas en periodos breves”.
