Las señales que el alza de los precios del petróleo y sus derivados están a la vuelta de la esquina llegaron, encareciendo todas las actividades, particularmente en el sector agrícola, donde se elevaron los costos de producción y, por ende, los precios de los alimentos producidos, volviéndolos inaccesibles para los pobres, el 72% de la población hondureña. La situación política y económica mundial coyunturalmente y la agricultura convencional o industrial o la revolución verde, propiciaron su propia insostenibilidad económica por utilizar masivamente productos derivados del petróleo. Los productores se han visto en la necesidad de reducir sus áreas de cultivo ante la imposibilidad de costearse el paquete de insumos que acostumbraba adquirir, con el agravante que ante el agotamiento y contaminación de los suelos, la cantidad de agroquímicos requeridos para la producción, es cada vez mayor. Los altos costos de producción elevan los precio de los alimentos, lo que también perpetúa la dependencia del país con los intereses transnacionales productoras de agroquímicos y semillas. La soberanía y seguridad alimentaria se vuelven una total contradicción. Frente a estas adversidades y amenazas surge la brillante oportunidad y la fuerza de la agricultura orgánica, opción real y verdadera para los micros y pequeños productores. La agricultura orgánica es un sistema para cultivar una explotación agrícola autónoma basada en la utilización óptima de los recursos naturales; sin emplear productos químicos de síntesis u organismos genéticamente modificados, ni para abono, ni para combatir plagas, logrando de esta forma obtener alimentos orgánicos a la vez que se conserva la fertilidad de la tierra y se respeta el medio ambiente. En esta coyuntura histórica mundial, por un lado de crisis económica y los altos precios del petróleo y por otro lado el de la esperanza y de cambios, debemos unirnos para la tarea de contribuir al rescate, fomento y desarrollo de la agricultura nacional, para lo cual se propone desde su experiencia, el modelo de agricultura orgánica como una forma de practicar la agricultura y producir alimentos, de una manera sostenible, sana y soberana. La agricultura orgánica es el sector agrícola de más rápido crecimiento en la última década en el planeta, alcanzando tasas de crecimiento promedio anuales de 23% en Estados Unidos, y llegando hasta 45 y 50% en el Reino Unido y Dinamarca, respectivamente. Entre 9 y 10% de la tierra en Austria y Suiza está certificada como orgánica. De los alimentos vendidos en Dinamarca, entre 2.5 y 3% son orgánicos. El 33% de los consumidores en los Estados Unidos compran productos orgánicos, y el 42% de los detallistas de alimentos venden productos orgánicos. La mayoría de los empresarios en el sector de alimentos en Estados Unidos consideran el mercado orgánico como una valiosa inversión. El crecimiento de la agricultura orgánica avanza y los precios internacionales de las frutas orgánicas superan a los productos convencionales en rangos de entre 20 y 60%, dependiendo de los volúmenes y las fechas. Por ejemplo, mientras el precio de una caja de aguacates convencionales cuesta aproximadamente 25 dólares, en el mercado internacional ese valor puede llegar a 45 dólares con el aguacate orgánico. Un dato importante de la agricultura convencional es el notable, severo e irreversible daño a la biodiversidad. Expertos advierten que en muchas regiones del planeta se está registrando una fuerte caída de la diversidad biológica, señalan además que en las últimas décadas se ha observado una fuerte erosión genética en los sistemas de producción agrícola. Es oportuno llamar la atención del gobierno, particularmente a la Secretaría de Agricultura y Ganadería, Industria y Comercio, Recursos Naturales y del Ambiente para que apoyen programas y proyectos orientados a la promoción y establecimiento de la agricultura orgánica. No es tarde para reconocer que por décadas hemos estado equivocados, no hemos venido haciendo correctamente nuestra agricultura, y lo bueno como siempre, los micros y pequeños productores agrícolas, quienes son la mayoría en el sector, están dispuestos para mejorar su calidad de vida y de sus familias asumir el reto para entrarle al futuro de la agricultura: la agricultura orgánica. Una vez más, urge crear el gabinete agroalimentario.
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